"Hemos encontrado que un grado mayor de
gratitud en estos pacientes estaba asociado con un mejor estado de
ánimo, una mejor calidad de sueño, menor fatiga y menores niveles de
biomarcadores inflamatorios relacionados con la salud cardiaca", afirma
el autor principal de la investigación, Paul J. Mills, de la Universidad
de California en San Diego (EEUU), en un comunicado difundido por
Newswise.
La gratitud como actitud vital implica
notar y apreciar los aspectos positivos de la vida. Puede sentirse hacia
una fuente externa (por ejemplo, un animal de compañía, otra persona o
una entidad no humana, como Dios).
La gratitud también es comúnmente un
aspecto de la espiritualidad, explica Mills. Debido a que, una
investigación anterior demostró que las personas que se consideraban más
espirituales tenían mayor bienestar general, incluida la salud física,
Mills y sus colegas decidieron analizar tanto el papel de la
espiritualidad como el de la gratitud en determinados marcadores de
salud de los pacientes.
Características del estudio
En su investigación participaron 186
hombres y mujeres que habían sido diagnosticadas con Etapa B o
cardiopatía estructural asintomática durante al menos tres meses. Este
trastorno lo padecen personas que han desarrollado una enfermedad
cardíaca estructural (por ejemplo, han tenido un ataque al corazón que
ha dañado este órgano), pero no muestran síntomas de insuficiencia
cardíaca (por ejemplo, falta de aire o fatiga).
Esta es una fase clave para detener la
progresión de la enfermedad y mejorar la calidad de vida, ya que los
pacientes en Etapa B se encuentran en alto riesgo de progresar a Etapa
C, a insuficiencia cardíaca sintomática, en la que el riesgo de muerte
es cinco veces mayor, según Mills.
Usando pruebas psicológicas estándar,
los investigadores obtuvieron calificaciones de la gratitud y el
bienestar espiritual de los participantes en el estudio. A continuación,
compararon esos resultados con otros datos de los pacientes, como sus
síntomas de depresión, la calidad de su sueño, la fatiga, la
autoeficacia (creencia en la propia capacidad para hacer frente a una
situación) o los marcadores inflamatorios antes mencionados.
Resultados obtenidos
Se descubrió así que puntuaciones
superiores en gratitud se asociaban con un mejor estado de ánimo, una
mejor calidad de sueño, mayor auto-eficacia y menor inflamación. La
inflamación a menudo puede empeorar la insuficiencia cardíaca.
Lo que sorprendió a los investigadores
fue que el bienestar espiritual –asociado con un mejor estado de ánimo y
un mejor sueño- tenía efectos positivos solo si estaba vinculado a la
gratitud, no por la espiritualidad en sí misma.
A fin de probar este punto, los
investigadores pidieron a algunos de los pacientes que cada día, durante
ocho semanas, escribieran tres cosas por las que se sintieran
agradecidos. Ambos grupos siguieron recibiendo atención clínica habitual
durante ese tiempo.
"Encontramos que los pacientes que
mantuvieron durante esas ocho semanas sus diarios de gratitud mostraron
reducciones en los niveles en sangre de varios biomarcadores
inflamatorios importantes. También registramos un aumento de la
variabilidad del ritmo cardíaco en ese periodo. Mejorar la variabilidad
del ritmo cardíaco se considera una medida de reducción del riesgo
cardíaco ", señala Mills. "Parece que un corazón más agradecido es, de
hecho, un corazón más sano, y que el diario de gratitud es una manera
fácil de impulsar la salud cardiaca", concluye.
Referencias:
Paul J. Mills, Laura Redwine, Kathleen
Wilson, Meredith A. Pung, Kelly Chinh, Barry H. Greenberg, Ottar Lunde,
Alan Maisel, Ajit Raisinghani, Alex Wood, Deepak Chopra. The role of
gratitude in spiritual well-being in asymptomatic heart failure
patients. Spirituality in Clinical Practice (2015). DOI:
10.1037/scp0000050.
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